La sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz, sec. 5ª, de 6 de junio de 2017, nº 284/2017, rec. 830/2016, determina que la obligación alimenticia de los padres respecto de los hijos mayores de edad no puede prolongarse indefinidamente en función solo de los deseos del hijo en la ampliación de su formación universitaria y/o académica.
Por ello, ante la falta de autonomía económica se impone, bien la extinción de la obligación, bien el establecimiento de un específico límite temporal en su vigencia, pues de otro modo, se estarían vulnerando los intereses del progenitor, obligado a un ilimitado e incondicional desembolso económico en pro de aquél.
A) Regulación legal.
Como cuestión previa al estudio de los motivos planteados en los dos recursos, hemos de tener en cuenta que el artículo 93.1 del Código Civil obliga en todo caso al Juez a determinar la contribución de cada progenitor para satisfacer los alimentos debidos a los hijos. Dicho precepto es corolario de lo establecido en el artículo 92 conforme al cual "la separación, la nulidad y el divorcio no eximen a los padres de sus obligaciones para con los hijos " que a su vez hay que poner en relación con el artículo 154 del Código Civil, tratándose de hijos menores , que al enumerar el conjunto de deberes de la patria potestad, configura como uno de los fundamentales "el de alimentarlos, educarlos y procurarles una formación integral".
El artículo 93.1º es una norma imperativa de la que se deduce que las sentencias en los procedimientos matrimoniales, habiendo hijos menores, deberán fijar la contribución de cada progenitor a los alimentos de los mismos, pero es que además en su párrafo 2º en la redacción operada por la Ley 11/90 de 15 de Octubre, añade que si convivieran en el domicilio familiar hijos mayores de edad o emancipados que careciesen de ingresos propios, el Juez, en la misma resolución judicial, fijará los alimentos que sean debidos conforme a los artículos 142 y siguientes del Código Civil.
El párrafo 2º de este artículo 93 del Código Civil ha sido criticado
doctrinalmente por su nula técnica legislativa al incardinar en su seno un
precepto procesal dentro de uno sustantivo o material; en efecto, es obvio,
desde un punto sustantivo, que los padres pueden ser condenados a pagar una
pensión alimenticia a favor de los hijos mayores de edad que convivan en el
domicilio familiar y carezcan de ingresos propios (ex artículo 143 párrafo 1,
núm. 2), sin embargo desde un punto de vista procesal plantea el problema de
que la fijación de esa pensión alimenticia a favor del hijo mayor de edad pueda
hacerse en el procedimiento matrimonial de separación, divorcio o nulidad de
los progenitores. Esa técnica legislativa ha dado lugar a que se planteen
doctrinal y jurisprudencialmente tesis absolutamente contradictorias respecto
de quien ostenta la legitimación activa para reclamar los alimentos a que se
refiere el párrafo segundo del artículo 93 del Código Civil que van desde la
tesis del levantamiento de las cargas del matrimonio que otorga legitimación
tanto procesal como material al cónyuge que permanece en el domicilio familiar
en compañía de los hijos mayores de edad no independientes económicamente, a la
tesis alimentista, completamente opuesta, que sólo otorga legitimación al hijo
mayor de edad para reclamarlos, exigiendo su personación en el pleito
matrimonial, pasando finalmente por la tesis intermedia que mantiene como único
titular del derecho a alimentos al hijo mayor de edad más salvando el obstáculo
que comporta el no poder ser parte en el proceso matrimonial, posibilita el que
el hijo pueda facultar a cualquiera de sus progenitores para el ejercicio del
referido derecho en el pleito matrimonial, debiendo constar dicho
consentimiento acreditado en autos de modo expreso e indubitado, que sería la
tesis sustitutoria.
B) Legitimación pasiva.
Pues bien esta Sala ya formó criterio desde sus primeras resoluciones en
orden al problema planteado optando por la primera de las tesis a que se ha
hecho referencia, plenamente coincidente con la mantenida por el Tribunal
Supremo desde su sentencia de fecha 24 de Abril de 2.000, y esa tesis es
predicable no sólo de quien pretende el establecimiento de una pensión alimenticia
para sus hijos sino también del progenitor que pretende la extinción de la ya
establecida en sede de los procesos matrimoniales, de nulidad, separación y
divorcio, si no tienen recursos económicos propios y convivan con alguno de sus
progenitores, como es el supuesto de autos. Y ello porque tanto la reclamación
de su establecimiento como de su extinción es un efecto civil de tales procesos
matrimoniales que por ende deberá instarse por uno de los sujetos de la
relación jurídico-procesal, al no tener carácter o naturaleza pública, sin
necesidad de abocar en el litigio al descendiente mayor de edad, pues basta
formular la pretensión frente al cónyuge que no convive en compañía del hijo
mayor de edad, para su extinción o al conviviente para su reclamación.
En definitiva, en los procesos de nulidad, separación y divorcio matrimonial, y en los que se deduzca pretensión de modificación de medidas contenidas en los mismos, afectantes a hijos mayores de edad y sin independencia económica, resulta innecesario llamar al proceso al hijo común de las partes, por lo que hemos de entender que la falta de legitimación del hijo daría lugar a la desestimación del recurso, sin perjuicio de los abundamientos que se van a exponer con posterioridad.
C) Requisitos legales para modificar una sentencia de familia.
Los litigios matrimoniales, en cuanto procedimientos de carácter civil que se desenvuelven sobre realidades humanas sumamente variables y cambiantes, sin que las previsiones que contienen los artículos 90, 91, 100 y 101 del Código Civil puedan entenderse como derogación o atenuación de tal institución, a especie de anómalo cauce impugnatorio, esto es al margen del sistema ordinario de recursos, de pronunciamientos que alcanzaron definitiva firmeza. Y así las antedichas previsiones legales no permiten dejar sin efecto o modificar, cualitativa o cuantitativamente, las medidas complementarias establecidas en una sentencia firme de separación, divorcio o nulidad, subsistiendo los mismos factores que las condicionaron, dado que tal vía modificativa sólo viene habilitada en aquellas hipótesis en que las circunstancias determinantes de la originaria adopción de los efectos complementarios hayan experimentado un cambio sustancial.
Sobre dichas bases, y conforme a reiterada y pacífica interpretación doctrinal y judicial, para que la acción de modificación pueda ser acogida judicialmente se requiere la concurrencia de los siguientes requisitos:
a) Que se haya producido, con posterioridad a dictarse la resolución judicial que la sancionó, un cambio en la situación fáctica que determinó la medida que se intenta modificar.
b) Que dicha mutación sea sustancial, esto es que afecte al núcleo de la medida, y no a circunstancias meramente accesorias o periféricas.
c) Que tal cambio sea estable o duradero, y no meramente ocasional o coyuntural.
d) Que la repetida alteración sea imprevista, o imprevisible y, por ende, ajena a la voluntad de quien entabla la acción de modificación.
D) El derecho a la pensión de alimentos de los hijos mayores de edad no se extingue por el solo hecho de cumplir los dieciocho años, sino que puede prolongarse esa situación en tanto los hijos carezcan de ingresos propios y convivan en el domicilio conyugal.
Esta posibilidad viene expresamente amparada por el párrafo segundo del
artículo 93 del Código Civil, introducido por la Ley 11/1.990, de 15 de Octubre,
sobre reforma del Código Civil, y está encaminado a poner fin a las cuestiones
que se suscitaban al alcanzar los hijos matrimoniales la mayoría de edad,
haciendo precisa, en el sistema anterior a la reforma, acudir al procedimiento
de alimentos provisionales o definitivos para atender su situación. Con esta
reforma se pretende poner fin a tal situación y que en el propio juicio de
familia se ventilen las cuestiones atinentes a los alimentos de los hijos
mayores de edad pero dependientes económicamente de sus padres, produciéndose
una propia acumulación legal de acciones en un mismo proceso. El legislador con
ello pretendió englobar los alimentos de esos hijos mayores no independientes
dentro de una carga familiar más, equiparándola a los alimentos de los hijos
menores, en tanto que aquellos dependan personal o económicamente de sus
progenitores.
Ahora bien, cabe señalar que la obligación alimenticia de los padres respecto de los hijos mayores de edad no puede prolongarse indefinidamente en función solo de los deseos del hijo en la ampliación de su formación universitaria y/o académica y que la perpetuación en el tiempo de la pensión alimenticia acordada judicialmente como medida derivada de la separación matrimonial ha sido vista con desconfianza por los Tribunales, y así la Sentencia del Tribunal Supremo de 1 de Marzo de 2.001 señala a propósito de los hijos mayores de edad, con preparación académica y con plena capacidad física y mental que "no se encuentran, hoy por hoy, y dentro de una sociedad moderna y de oportunidades, en una situación que se pueda definir de necesidad, que les pueda hacer acreedores a una prestación alimentaria".
Así pues, como hemos manifestado en otras sentencias siguiendo una doctrina jurisprudencial reiterada y consolidada, ante la falta de autonomía económica del hijo mayor de edad se impone, bien la extinción de la obligación, bien el establecimiento de un específico límite temporal en su vigencia, pues de otro modo, y bajo el discutible amparo de los derechos de quien se ha situado voluntariamente en una cómoda postura de dependencia, se estarían vulnerando los intereses, igualmente legítimos del progenitor, obligado a un ilimitado e incondicional, bajo cualquier circunstancia, desembolso económico en pro de aquél.
E) Conclusión.
Por todo ello y habida cuenta de que el hijo nació en el año 1.990, cuenta
con cierta experiencia laboral, como se infiere de la documental consistente en
un informe de vida laboral y ahora mismo no figura como demandante de empleo al
encontrase en una programa de voluntariado que le impide el acceso al mundo
laboral por el que percibe unos trescientos euros, por todo lo cual procede la
desestimación del motivo del recurso de don Casimiro, sin perjuicio del derecho
alimentos en la vía ordinaria que pudiera corresponderle, y la estimación
del recurso de don Adriano para extinguir la pensión alimenticia.
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