La sentencia de la Audiencia Provincial de
Jaén, sec. 1ª, de 18 de noviembre de 2019, nº 1111/2019, rec. 861/2019, rechaza que la esposa pueda ser
compensada por el trabajo desarrollado en el hogar familiar conforme al art.
1438 del Código Civil porque durante el tiempo que duró el régimen de
separación de bienes los hijos en común eran mayores de edad y además se
incorporó al servicio de limpieza de edificios y casas particulares.
La compensación que establece el art.
1438 del Código Civil requiere que el régimen económico que rige el matrimonio
sea el de separación de bienes y que el trabajo que de forma exclusiva o
mayoritaria realiza uno de los cónyuges sea el de atender a las necesidades
propias de la familia y del hogar, trabajo que en el seno de las relaciones
familiares no se retribuye.
Y tampoco se acredita el derecho a una
compensación por renuncia de la esposa a previsibles oportunidades económicas en
base a sus capacidades y aptitudes profesionales.
Establece el artículo1438 del Código
Civil.
"Los cónyuges contribuirán al sostenimiento de las cargas del matrimonio. A falta de convenio lo harán proporcionalmente a sus respectivos recursos económicos. El trabajo para la casa será computado como contribución a las cargas y dará derecho a obtener una compensación que el Juez señalará, a falta de acuerdo, a la extinción del régimen de separación".
A) Pensión compensatoria de 250 euros mensuales.
Se queja la parte apelante, en primer lugar,
porque no se haya establecido una pensión compensatoria a su favor.
Centradas así las posiciones de ambas
partes en esta alzada, y examinando si procede el reconocimiento de pensión
compensatoria, para resolver la controversia que se nos plantea ha de partirse
de un dato fundamental, y es que, la pensión compensatoria tiene un carácter
eminentemente indemnizatorio, determinado por el desequilibrio económico que la
ruptura conyugal causa en un cónyuge respecto de su situación anterior al
matrimonio, existiendo una serie de parámetros para valorarlo. Así, la pensión
compensatoria no tiene por objeto que ambos cónyuges tengan los mismos ingresos
tras la ruptura, sino compensar al que se ha visto perjudicado para permitirle
superar ese desequilibro causado durante el matrimonio.
Efectivamente la finalidad de la pensión
compensatoria, como su propio nombre indica, es al de compensar por el
desequilibrio económico que produce la ruptura matrimonial respecto de la
situación anterior en el mismo, esto es de compensar la pérdida de oportunidades
económicas y laborales que en la vida de uno de los cónyuges pudo suponer el
matrimonio. Por lo tanto, el criterio primario que debe examinarse es si se ha
producido ese desequilibrio, sin perjuicio de la aplicación de los parámetros
del art. 97 del Código Civil, que luego servirán para fijar la cuantía de la
pensión, desequilibrio que por tanto obliga a analizar la situación en que tras
la ruptura quedan ambos cónyuges.
En consecuencia, el derecho a percibir
esta pensión descansa en dos presupuestos o requisitos objetivos esenciales: a)
la existencia de un claro desequilibrio patrimonial entre los esposos; y b) que
esta situación económica desventajosa para uno de los cónyuges sea consecuencia
directa y esté vinculada causalmente al hecho de la separación o divorcio, y no
a cualesquiera otras circunstancias ajenas o sobrevenidas a la crisis
matrimonial.
Los datos que, al respecto, deben
tenerse en cuenta son los siguientes: Dª Azucena posee 58 años, la convivencia
matrimonial ha durado 37 años; han tenido dos hijos en común, Clara y Luis
Andrés, ambos mayores de edad (nacidos en 1981 y 1988, respectivamente); la
apelante durante el matrimonio, y hasta el año 2003 se dedicó al trabajo de
fabricación de bolsos de piel en la empresa, titularidad de D. Ovidio, sin
estar dada de alta, aunque también se encargaba de la llevanza de la casa; la
apelante está incorporada al mundo laboral, y no hay razones para pensar que no
puede desarrollar un trabajo a tiempo completo o mejor remunerado, no consta
que posea problemas de salud; siendo los ingresos de D. Ovidio mucho más
elevados que los ingresos que obtiene Dª. Azucena con la limpieza de edificios
y casas particulares.
Es cierto, por lo tanto, que existe un
desequilibrio entre los ingresos de uno y otro excónyuge, y que la demandada y
apelante ha visto descender su nivel de vida tras la separación de hecho y el
divorcio.
En la sentencia del Tribunal Supremo de
28 de abril de 2005 se destaca que la legítima finalidad de la pensión
compensatoria no puede ser otra que la de colocar al cónyuge perjudicado por la
ruptura del vínculo matrimonial en una situación de potencial igualdad de
oportunidades laborales y económicas a las que habría tenido de no mediar el
vínculo matrimonial. En
el caso de autos no puede sostenerse seriamente que el matrimonio haya
perjudicado o retrasado la evolución profesional de la recurrente, pues
desarrolló la profesión de confección de bolsos de piel, si bien sin estar dada
de alta en la Seguridad Social. Lo que resulta de las actuaciones es que, si
bien no le ha impedido acceder a un empleo, actualmente limpia comunidades de
propietarios, o casa de particulares, percibiendo escasos ingresos.
Es posible que el reparto de papeles en
el matrimonio implicara la dedicación de la recurrente a las labores de ama de
casa en mayor medida que el Sr. Ovidio, pero no se vio completamente impedida
de trabajar: de hecho,
constante el matrimonio trabajó en la industria de la piel, lo cual denota
claramente el mantenimiento, en cierta medida, de un proyecto profesional.
En resumen, en atención a que Dª.
Azucena haya podido verse perjudicada en sus expectativas laborales y
económicas como consecuencia del matrimonio, es por lo que se estima procedente
conceder el derecho a percibir una pensión compensatoria de 250 euros mensuales,
dado los datos antes mencionados y analizados.
B) Denegación de la compensación a la
que se refiere el artículo 1438 del Código Civil.
Debemos precisar que las partes
contrajeron matrimonio bajo el régimen económico matrimonial de gananciales,
hasta que, en el año 2002, pactaron la liquidación de la sociedad de
gananciales y la adopción de un régimen de separación de bienes, por motivos
del negocio.
En la regulación del régimen económico
matrimonial de separación de bienes establece el art. 1438 del Código Civil que
el trabajo para la casa será computado como contribución a las cargas y dará
derecho a obtener una compensación que el juez señalará, a falta de acuerdo a
la extinción del régimen de separación. El derecho que confiere este precepto
es simplemente posibilitar una compensación económica a causa del trabajo
desarrollado en el hogar familiar pero no atribuye participación alguna del
cónyuge que aportó su trabajo en los bienes que formen el patrimonio privativo
del otro. Es una prestación económica que tiene su fundamento en una previa
contribución en especie al levantamiento de las cargas familiares. Esta
aportación es susceptible de cuantificación económica que habrá de hacerse en
función del sueldo que cobraría por realizar el trabajo una tercera persona, de
modo que se contribuye con lo que se deja de desembolsar o se ahorra por la
falta de necesidad de contratar servicio doméstico ante la dedicación de uno de
los cónyuges al cuidado del hogar familiar. Pero no en función del incremento
patrimonial que haya tenido el otro cónyuge durante el tiempo que duró la vida
en común, pues el artículo 1.438 es claro y sólo contempla una compensación por
el trabajo prestado en la casa. Requisito para tener derecho a tal compensación
propia del régimen de separación de bienes es que el cónyuge que la pide haya
efectivamente aportado su trabajo en el hogar familiar, y que ese trabajo haya
sido significativamente más relevante que lo aportado por el otro cónyuge, que
de esta forma ha dispuesto de todo su tiempo para dedicarse a su actividad
profesional o negocial al tener cubiertas todas sus necesidades en el hogar por
el trabajo exclusivo de su consorte. Pero si la dedicación de ambos cónyuges a
las cargas del matrimonio ha sido similar o pareja, como se trata de una
indemnización compensatoria del desequilibrio basado en el trabajo dedicado al
hogar familiar, al no haber tal desequilibrio en la actividad desarrollada por
cada uno en el hogar desaparecería el fundamento de la compensación porque no
habría nada que compensar.
En definitiva, la compensación que
establece el art. 1438 requiere que el régimen económico que rige el matrimonio
sea el de separación de bienes y que el trabajo que de forma exclusiva o
mayoritaria realiza uno de los cónyuges sea el de atender a las necesidades
propias de la familia y del hogar, trabajo que en el seno de las relaciones
familiares no se retribuye,
contrariamente a lo que le ocurre al otro consorte, que hace suyos
exclusivamente todos los ingresos que obtiene una vez atendida su contribución
a las cargas familiares , como determina el artículo 1.437 del Código Civil, al
indicar que en el régimen de separación cada cónyuge hace suyos los bienes que
adquiere durante el matrimonio por cualquier título.
En el presente caso no hay razón o
fundamento que justifique el reconocimiento de la indemnización que pretende la
apelante.
En efecto, el matrimonio de cuya
separación se trata ha durado bajo el régimen de separación de bienes 16 años. La esposa ha contribuido a las cargas
del matrimonio con su trabajo para la casa, pero no puede obviarse que en ese
tiempo sus hijos ya eran mayores, Clara tenía 21 años y Luis Andrés 14 años, y
la propia apelante reconoce que tras el cierre de la empresa de bolsos de piel
se incorporó al servicio de limpieza de edificios y casas particulares.
Tampoco puede obviarse que Dª. Azucena
posee la titularidad de la vivienda que fuera familiar, un local de negocio y
comparte proindiviso junto al demandado, de una vivienda en Roquetas de Mar. Tampoco se acredita el derecho a una
compensación por renuncia de oportunidades económicas previstas en base a sus
capacidades y aptitudes profesionales, cuando a los 21 años contrajo matrimonio
para generar recursos económicos superiores a los que dispone en la actualidad.
Además, debe tenerse en cuenta que dada
la diferencia de ingresos entre los dos miembros de la pareja, una vez que
pactan el régimen de separación de bienes (Dª Azucena percibiendo 100/200/300
euros mensuales por los servicios de limpieza y el marido, con su sueldo de
camionero 1.500 euros mensuales) la mayor parte de los recursos necesarios para
mantener la familia debió de ser proporcionada por el demandado, y siendo ello
así no se ve la necesidad de compensar a la recurrente por el posible mayor trabajo
desarrollado en el hogar.
Dicho de otro modo, la recurrente
contribuyó parte en especie al fondo común matrimonial mientras que el
demandante lo hacía en efectivo, disfrutando ambos de un mayor nivel de vida,
sin que, extinguido el matrimonio, haya nada que compensar entre ambos. Por todas estas razones estima la Sala
que en este caso no concurren los requisitos necesarios que se desprenden del
artículo 1438 Código Civil para el reconocimiento de la compensación que el
citado precepto contempla.
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