A)
La Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo, sec. 4ª, en su
sentencia del 9 de mayo de 2017, nº
797/2017, rec. 692/2015, declara que el personal estatutario de salud no tiene
derecho a una prórroga en el servicio activo sino que se trata de una facultad
sobre la que la Administración debe resolver motivadamente y en base a su
potestad de autoorganización puede otorgarla por un periodo de tiempo
determinada y condicionarla a las necesidades apreciadas o denegarla por
razones del servicio.
B)
DOCTRINA DEL TRIBUNAL SUPREMO: Hemos de advertir con carácter previo que la
Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo ha tenido ya la
ocasión de pronunciarse sobre las cuestiones controvertidas en este recurso
pues ha debido resolver motivos semejantes a los aquí interpuestos frente a
sentencias de la Sala de Valladolid que se pronunciaron en los mismos términos
que la aquí impugnada sobre actuaciones administrativas que pusieron fin a
prolongaciones del servicio activo en el Servicio de Salud de Castilla y León
autorizadas con anterioridad. Se trata, por todas, de las sentencias de 17 de
marzo de 2016 (casación nº 372/2015); 9 de mayo de 2016 (casación núm.
375/2015) y de 14, 15, 23 y 28 de junio de 2016 (casaciones núm. 378/2015,
374/2015, 377/2015 y 379/2015, respectivamente).
En
todas las sentencias citadas, esta Sala ha estimado los recursos de casación
interpuestos por la Comunidad Autónoma de Castilla y León, acogiendo el motivo
segundo de los formulados en aquéllos, de contenido sustancialmente idéntico al
correlativo del actual recurso, cuya estimación se ha considerado suficiente
para anular las sentencias impugnadas.
Además,
la sentencia de 16 de marzo de 2016 (casación núm. 3908/2014) confirmó la
dictada por la Sección Primera de la Sala de Valladolid el 21 de octubre de
2014 en el recurso nº 275/2013, desestimatoria, a su vez, de la impugnación de
la Orden SAN/1119/2012, del PORH.
C) En consecuencia,
siguiendo lo ya razonado en las anteriores sentencias, procede pronunciarse
sobre la legalidad de la decisión administrativa
que, en aplicación de la Orden SAN/1119/2012, puso fin a la situación de
prolongación de la permanencia en el servicio activo que había sido previamente
autorizada a la parte recurrente en el proceso de instancia. Y para ello se ha
de reiterar lo razonado en la sentencia de 23 de junio de 2016 ya citada (FJ 6º
y 7º):
«(...)
En efecto, nos hemos remitido a la interpretación del artículo 26.2 de la Ley
55/2003 recogida en las sentencias de 8 de enero de 2013 ( casación 207/2012),
de 15 de febrero de 2015 ( casación 2119/2012), de 9 de marzo de 2012 (
casación 1247/2011), de 14 de mayo de 2015 ( casación 2702/2013), de 21 de
julio de 2015 (casación 2062/2014), de 9 de febrero de 2016 (casación
3934/2014). Y, de acuerdo con ella, hemos desestimado anteriormente
pretensiones como las que hace valer aquí el Sr. (...) por lo que debemos
rechazar también la suya. Las
razones que así lo exigen son estas:
1º) Ese artículo 26.2 no
establece un derecho a la prórroga en el servicio activo hasta los setenta años
de edad sino sólo una mera facultad de solicitarla condicionada al ejercicio
por el Servicio de Salud (la Administración recurrida) de su potestad de autoorganización en
función de sus necesidades articuladas en el marco de los planes de ordenación
de recursos humanos. A esa conclusión conduce la comparación de este
precepto con el artículo 67.3 del Estatuto Básico del Empleado Público y con lo
que disponía el artículo 33 de la Ley 30/1984, de 2 de agosto, de medidas de reforma
de la función pública, en la redacción que le dio el artículo 107 de la Ley
13/1996. Mientras que ese artículo 33 consagraba un derecho del funcionario, el
artículo 67.3 y, antes, el artículo 26.2 se refieren a una solicitud dirigida a
la Administración para que ésta decida motivadamente. No se trata ahora, por
tanto, de normas que de reconocimiento de un derecho, sino, de una facultad
sobre cuyo ejercicio ha de pronunciarse motivadamente la Administración.
2º) El artículo 26.2 de la
Ley 55/2003 no impone a la Administración la obligación de conceder la prórroga
en el servicio activo de quien la solicite y cumpla los requisitos de capacidad
exigidos hasta el límite máximo de los setenta años.
Puede otorgarla por un periodo de tiempo inferior y condicionarla a las
necesidades apreciadas en los sucesivos planes de ordenación.
Así,
pues, esa facultad del personal estatutario de solicitar la permanencia en el
servicio activo con el límite máximo de los setenta años de edad está
condicionada a lo que resulte del Plan de Ordenación de Recursos Humanos que
apruebe la Administración en función de las necesidades del Servicio de Salud.
De acuerdo con dicho Plan, es decir, de las necesidades a que atiende, la
Administración puede autorizar la permanencia en el servicio activo hasta que
el interesado que lo haya pedido cumpla los setenta años de edad. De ahí que
sea el Plan el que, teniendo en cuenta la previsión del artículo 26.2, es decir
la posibilidad, en principio, genérica de la prórroga, deba establecer su
duración siempre respetando el límite o tope máximo de los setenta años de
edad.
3º) En fin, hemos de
añadir que, tal como indica el auto del Tribunal Constitucional 85/2013, la jubilación forzosa a los sesenta y cinco años es la regla general,
mientras que la prórroga en el servicio activo es la excepción y está
supeditada a varios condicionantes.
4º)
Siempre de acuerdo con los criterios seguidos en las sentencias precedentes,
debemos aceptar el argumento de la Comunidad de Castilla y León de que el Plan
de Ordenación de Recursos Humanos aprobado por la Orden SAN/1119/2012, de 27 de
diciembre, ofrece las razones por las que no era pertinente la prolongación de
la permanencia en el servicio activo del Sr. (...). Orden cuya legalidad hemos
confirmado según explicábamos antes, y que encuentra su cobertura en el Decreto
Ley 2/2012, de 25 octubre. Así, la modificación de su situación no se produce
como consecuencia o efecto del citado Plan, sino en virtud de un precepto con
fuerza de Ley: la disposición transitoria primera 2 del Decreto-Ley 2/2012
castellano-leonés, pareja a la examinada en el auto del Tribunal Constitucional
85/2013.
5º) En definitiva, el fin
de la permanencia en servicio activo del Sr. (...) se produjo ope legis siendo la resolución administrativa que la acordó un acto de mera
aplicación de un precepto legal preciso que no necesitaba de motivación
distinta de la ofrecida por el Plan de Ordenación de Recursos Humanos, ni
ningún trámite previo. De ahí que no se produjera la infracción de los
artículos 54, 56, 57, 102 y 103 de la Ley 30/1992 y, menos aún, del artículo
9.3 de la Constitución.
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